
>>Un tratado impulsado y firmado por Carlos Salinas de Gortari * El destino del acuerdo comercial tiene mucho que ver con el nuevo inquilino o inquilina de la Casa Blanca
Al presente inalterable del 2024, todavía en las vías rápidas del Tratado México-Estados Unidos-Canadá, mejor conocido como el T-MEC, no va a ser superado fácilmente entre los países integrantes, sobre todo entre los vecinos México y la Unión Americana.
Las negociaciones tienen visos de tener una infinidad de controversias, anunciadas desde el expresidente Andrés Manuel López Obrador, como por la mejor posibilidad norteamericana, cada día más factible impulsada por parte del candidato presidencial republicano Donald Trump.
En base a las pláticas y diferencias de los 3 países involucrados, quienes pregonan ser fraternales socios del T-MEC, entran en su fase de revisión periódica de su sustento o de posibles cambios que se escuchan, pero, repito, que llama más la atención lo que acuerden México y EU.
A través de resultados y de diversos puntos de vista políticos, económicos y sociales, el destino del T-MEC tiene mucho que ver con lo que suceda en las elecciones generales de Estados Unidos.
Muchos funcionarios y políticos tratan de adivinar o hacen cuentas con los posibles resultados… y hasta avizoran diferencias por varios espinosos temas, sobre todo por convenios propios o del derecho internacional.
Aquí ya hubo elección y quedó como presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien heredó diferencias o simpatías hacia el acuerdo comercial, son discretas y quizá harán modificaciones para beneficio de los tres países signatarios del T-MEC.
No olvidar un pequeño detalle: La comercialización de México con países como China, Venezuela, Cuba, Nicaragua y otros gobiernos, acusados por el expresidente -y todo indica que será nuevamente inquilino de la Casa Blanca- Donald Trump de impulsar a indocumentados de baja estima que llegan a México, por la vía de largas jornadas desde sus países de origen para pasar a Estados Unidos como migrantes.
No me crean, pero amistades que tengo en Tampa, Florida, me aseguran que el candidato del Partido Republicano se enfila ya a ganar la elección presidencial estadounidense de forma apretada, sobre todo porque en las últimas semanas ha logrado convencer con sus originales estados de ánimo a buena parte del electorado que busca mayor fortaleza de EU.
Es digno de resaltar que la aspirante demócrata Kamala Harris no se siente derrotada, sino que aprieta el paso de la mano del bien aventurado expresidente Barack Obama.
Es innegable que dependiendo del nuevo mandatario estadounidense estará también el destino del T-MEC, un tratado neoliberal para dolor de los morenistas, acordado cuando fue presidente Carlos Salinas de Gortari.
Y es tan importante el T-MEC que el propio secretario de Economía, Marcelo Ebrard, llamó a los empresarios de México y Estados Unidos a defender el tratado, “ya que es el mejor negocio que hemos hecho”. ¡Sopas!
En el marco del inicio de la Cumbre de Alto Nivel con empresarios de ambas naciones, el funcionario sacó la presunción al destacar que dicho acuerdo, que también incluye a Canadá, es la envidia de muchos países del mundo. ¡Nadita!
Impacto