21/11/2024

DESDE EL CAFÉ | Bernardo Gutiérrez Parra

En tiempos del PRI imperial, cuando el presidente entrante se tomaba la primera foto oficial con los miembros de su gabinete, invariablemente se preguntaba, “¿A cuál de estos sujetos señalaré con mi poderoso índice para que ocupe mi lugar en seis años?”. Y en ese preciso momento comenzaba la siguiente sucesión presidencial.

De Miguel Alemán a Ernesto Zedillo sólo tres personajes que llegaron a la presidencia no aparecieron en esa primera foto: Adolfo Ruiz Cortines porque era gobernador de Veracruz; José López Portillo porque era director de la CFE y Miguel de la Madrid, que en 1976 cuando López Portillo tomó posesión, trabajaba en el sector privado y se incorporó al sector público hasta 1979 como secretario de Programación y Presupuesto.

Vicente Fox no apareció en el gabinete de Zedillo porque era panista; Enrique Peña tampoco apareció en el de Felipe Calderón porque era priista y Claudia Sheinbaum no apareció en aquella primera foto con López Obrador porque era Jefa de Gobierno de la CDMX.

En el caso de Claudia, ¿estará en la foto del martes anterior quien la sucederá en el cargo?

Estoy en posibilidades de decirte lector, que el sucesor de la señora Presidenta sí aparece en esa foto. (Te faltó decir sucesora, columnista de octava. No se te olvide que hay 11 mujeres en el gabinete, dirá la lectora perspicaz). Pero para no andar con tanto remilgo, desde ahorita te anticipo que quien llegue a la presidencia en 2030 será un hombre.

Así que descarta a esas 11 mujeres que en su gran mayoría son capaces y valiosas. Por el lado de los secretarios descarta a todos menos a dos: Juan Ramón de la Fuente, titular de Relaciones Exteriores y Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.

Juan Ramón fue un excelente secretario de Salud con Ernesto Zedillo; un talentoso rector de la UNAM, un muy capaz representante de México ante la ONU en tiempos de López Obrador y nadie duda que será un sobresaliente secretario de Relaciones Exteriores con Claudia Sheinbaum. Pero el principal problema de este país, por encima de la salud, la educación y el empleo es la seguridad. Y Nadie mejor que Omar García Harfuch para devolverle a los mexicanos la tan anhelada tranquilidad y seguridad que perdieron hace lustros.

Cuando a finales del 2019 la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum lo nombró jefe de la policía capitalina, fue porque un año antes se habían registrado en la CDMX más de 1, 500 homicidios, 300 secuestros y los robos de vehículos, a casas habitación y a transeúntes; casi todos violentos, sumaban más de 120 mil.

García Harfuch se puso a trabajar, desmanteló bandas delincuenciales realmente peligrosas, bajó los índices delictivos en casi un 50 por ciento y eso por poco le cuesta la vida. En 2020 sufrió un atentado en el que resultaron muertos tres de sus colaboradores y él resultó herido.

Otro se hubiera arrugado, pero no Omar que regresó con más bríos contra los maleantes. Esto hizo que su popularidad se fuera al cielo y Claudia lo viera como su sucesor en la jefatura de gobierno, por lo que le pidió permiso a Andrés Manuel para que contendiera.

López Obrador dijo no, rotundamente no. Y de inmediato azuzó a sus esbirros que comenzaron a expandir el infundio de que Omar había tenido que ver con la desaparición de los 43 de Ayotzinapa y había sido colaborador cercano de Genaro García Luna.

Pero el joven policía siguió trabajando y su popularidad siguió subiendo, al grado que al presidente no le quedó de otra que aceptarlo en la contienda interna por la candidatura a la jefatura de gobierno.

Omar barrió con Clara Brugada la favorita de Andrés Manuel. Y lo demás ya te lo sabes, lector. El tabasqueño le regaló la candidatura a Clara alegando cuestión de género, Omar fue senador por unos días y a partir del 1 de octubre es secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.

Pero…

Sin la Policía Federal que Andrés Manuel desmanteló por “corrupta” y sin la Guardia Nacional que está bajo las órdenes del Ejército, Omar comienza su trabajo atado de manos frente a unos delincuentes que siguen muy activos. El 1 de octubre, primer día de esta administración, hubo 80 asesinatos dolosos; el día 2 se contabilizaron 85 y ayer 97 para un total de 262, además de dos (¿o tres?) masacres. Muchos, demasiados muertos para un gobierno que apenas tiene 72 horas en el cargo.

Pero si aún con esas limitantes García Harfuch logra bajar los índices delictivos y devolver a los ciudadanos al menos una cuarta parte de los municipios en poder de los delincuentes, Claudia Sheinbaum no tendrá a nadie arriba de ella que le impida nombrarlo su candidato y eventualmente su sucesor en el 2030.

Que si Omar no es de Morena, que si no anduvo pintarrajeando bardas ni acompañó a López Obrador a ninguna de sus manifestaciones, que si el próximo candidato de los morenos será Andy López Beltrán, eso vale gorro.

Los abrazos que prodigó Andrés Manuel a los delincuentes y que dejaron más de 196 mil asesinatos dolosos, más de 2 mil masacres y 50 mil desaparecidos, sin contar con el miedo que se vive en las calles, son pesadillas que nadie, ni Claudia Sheinbaum, están dispuestos a soportar seis años más.

¿Dónde dejas a Marcelo Ebrard y a Mario Delgado, remedo de columnista? ¿No los ves como sucesores de Claudia?, me preguntará algún lector y yo le respondo: No, en absoluto. De hecho, a Mario lo veo fuera de la SEP antes de lo que el propio Mario se imagina.

bernardogup@hotmail.com