21/11/2024

Desde el Café

Bernardo Gutiérrez Parra

“Quiero cerrar el mes (eso es lo que deseo), sin pérdida de empleo para que en agosto empecemos la recontratación de trabajadores y comience la recuperación. Porque he dicho que esta crisis tiene que ser como una V, caer y levantarnos. Nuestros adversarios pronostican que va a ser una L, que caímos y que nos vamos a ir abajo durante mucho tiempo. Creo que les vamos a ganar” dijo el Presidente López Obrador el domingo anterior en Oaxaca.

El problema es que no se trata de querer. Si lo que desea es cerrar este mes sin pérdida de empleos se le jorobó el asunto porque nada más en Veracruz se han perdido más de 10 mil en este mes de julio al que le faltan dos días para terminar. Es decir, su deseo se fue por el caño.

“Porque he dicho que esta crisis tiene que ser como una V…” ¿Tiene que ser? O sea, ¿debe ser a chaleco porque así lo quiere el señor?

Ningún país ha salido de una crisis económica nomás porque lo desea el presidente, sino con apertura económica, inversión y empleos. Y en México no hay hasta este momento ni la una ni los otros.

“Nuestros adversarios pronostican que va a ser una L…”. ¿Qué? ¿Acaso las calificadoras y los bancos internacionales también son sus adversarios? Esos organismos hicieron sus pronósticos basados en el pésimo manejo de la economía desde antes de la pandemia. Y su augurio es que quizá, reitero, quizá, habrá un leve repunte como por mayo del año entrante. ¿De cuánto? De entre el 0.1 y el 1.0 por ciento si bien nos va.

El cataclismo económico que apenas comienza será el peor del que se tenga memoria, porque desde un principio el gobierno de López Obrador manejó pésimamente la economía y porque ya con la pandemia encima, se negó apoyar a las grandes empresas (el 8 por ciento de la fuerza generadora de empleos) pero se llevó entre las patas a las pequeñas, medianas y micro empresas que conforman el 87% de la fuerza laboral de la nación.

Hubo apoyos que rayaron en lo miserable como los préstamos de 25 mil pesos a menos del 8 por ciento de las Mipynes que apenas alcanzaron para pagar sueldos y bajar la cortina. Muchas no volverán a abrir.

Pero su política económica no sólo ha ahorcado a las empresas; también lo ha hecho con los ciudadanos.

De acuerdo con el Coneval al 54 por ciento de los mexicanos no les alcanza con lo que ganan para comprar los alimentos de la canasta básica, cuando en marzo este porcentaje era del 34 por ciento y ya era preocupante.

Que el presidente viva una realidad alterna donde todo se va a componer como por arte de magia, es su bronca. Lo imperdonable es que pretenda engañar a los mexicanos cuando todo mundo, menos él, están viendo la ola del maremoto que se vendrá encima.

¿Cómo pretende la recontratación de trabajadores cuando ha reducido presupuesto, ha cerrado oficinas públicas o ha reducido la planta laboral? ¿Cómo pretende que los empresarios contraten personal cuando están ahogados en deudas (pagos de agua, luz, teléfono, impuestos al SAT, etc.) y no les ha dado facilidades para que cubran esos gastos más adelante?

En lo referente al trabajo, lo único que ha dado la 4T al país han sido 12 millones de desempleados, cifra nunca vista de 70 años para acá y menos en 19 meses de gobierno.

Pero el presidente quiere, casi casi está ordenando, que se reactive la economía y comience la recuperación en agosto así nomás por sus pistolas.

Ándele pues, sí cómo no.

En fin, veremos a finales de agosto cómo le está yendo al país con esta jaladísima ordenanza que lo único que tiene de positiva es la buena voluntad y el autoritarismo mal manejado del presidente.

bernardogup@hotmail.com