El resultado más claro de éxito de la presidencia de López Obrador ha sido polarizar a los mexicanos, eliminar los ámbitos de entendimiento, para que los grupos sociales se ubiquen en esquinas opuestas del cuadrilátero político.
A pesar de la evidente decepción de grupos sociales numerosos por el insatisfactorio desempeño de gobiernos anteriores, y por la permanencia de corrupción creciente, todavía subsistían espacios de coexistencia política y social.
Hoy, 93% de la ciudadanía considera que la sociedad mexicana está dividida (Encuesta GEA – ISA, julio 2020). Es difícil identificar una división similar durante el último siglo, desde que la Constitución de 1917 cobró vigencia.
La división actual de la sociedad no se da en los términos que podrían anticiparse: sólo 21% piensa que es entre ricos y pobres, y 1% entre Norte y Sur.
Es por demás relevante que 63% de la población considera que AMLO es “intolerante con quienes no piensan como él”; por su parte, 52% de la población reconoce la admonición de “se está a favor o en contra del proyecto del gobierno de López Obrador”, pues no hay espacio para posiciones intermedias. Esta batería de preguntas y de información de la última encuesta GEA – ISA bastaría para alarmar a todo mexicano amante de su país.
La gravedad de la división se resume en un indicador dramático: 61% piensa que la sociedad está dividida entre quienes respaldan y quienes rechazan a López Obrador. Esa es la causa raíz de que los escarceos políticos actuales también partan de una decisión dicotómica: “que se vaya” o que se quede López Obrador en la Presidencia. La polarización desemboca en un planteamiento político-electoral extremo.
Es de lamentar que ya ha habido varias acciones, desde el gobierno y Morena, para descalificar a las autoridades electorales, el INE, y el Trife.
Ese 74% de la ciudadanía, que confía en la democracia, debe salir ahora, no después, en defensa de los pilares institucionales de nuestra democracia.
Ese 58% (quienes ya no aprueban a López Obrador) es el número potencial de una oposición unida. No cabe duda de que se existe, y se acrecienta, la oposición a AMLO y Morena, pero todavía está fragmentada y no organizada. La cuestión es cómo se va a organizar y en qué medida actuará coordinadamente contra Morena. Por oposición debe entenderse no sólo los partidos políticos en esa condición, sino a todos los millones de ciudadanos que rechazan a AMLO y Morena.
A su vez, AMLO y su partido han iniciado ya acciones para llenar espacios políticos y mediáticos desde ahora, pues requieren distraer la atención de su colapso como gobierno en salud, feminicidios, seguridad, economía y prácticamente todos los ámbitos de gobierno.
Es innegable que los seguidores de AMLO no pierden oportunidad para descalificar y/o insultar a algún sector de la sociedad que no comulgue con el discurso y actuar del presidente y Morena. El último ejemplo fue su ataque a al gremio periodístico el cual sin tapujos, es un ataque a la libertad de expresión.
¿Cómo superará México esta situación de polarización, inducida por AMLO y su gobierno, de manera pacífica y democrática?, ¿qué recursos le quedan a la sociedad para escapar y superar el discurso polarizante? La mayor parte de la sociedad ha respondido, “Yo no ire a votar este 10 de abril”